El simple acto de
lavarse las manos con jabón reduce la incidencia de las tasas de diarrea entre
niños menores de 5 años en un 50%, y de las infecciones respiratorias agudas en
un 25%. Aunque sea una práctica que evita la transmisión de enfermedades en
todo el mundo, y lo haga tanto en países desarrollados como en vías de
desarrollo, el lavado de manos con agua y jabón sigue siendo un hábito poco
enraizado o minimizado, por ejemplo, en países como España, donde se da por
supuesto y donde pocos son los que llaman la atención al respecto.
Según los expertos,
hay que lavarse las manos con agua y jabón en lo que se denominan como momentos
críticos: tras ir al cuarto de baño o limpiar y cambiar a un bebé los pañales;
antes de preparar alimentos o manipularlos; si hemos tocado animales o estado
en contacto con tierra y, también, si nos llevamos la mano a la boca al toser,
estornudar, etc.
De igual modo, se
especifica que este lavado debe ser completo, incluir las muñecas, durar al
menos 20 segundos, realizarse enjuagando y frotando bien entre los dedos y por
debajo de las uñas, aclarándose bien luego y secándose correctamente.
Por Alba Fernández Docampo.
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